Hace casi una hora que me vine a la cabaña con Clara.
Empezó como una tormentilla, pero los truenos eran increíbles, así que metí a Clara en la cabaña y seguí con el ordenador en el comedor, que es uno de los pocos puntos donde hay internet. Pero los truenos eran cada vez más fuertes y podía oír a Clara ladrar entre tanto estruendo.